Holly Golightly es, tal vez, el más seductor personaje creado por ese maestro de seducción que fue Truman Capote. Atractiva sin ser guapa, tras haber rechazado una carrera de actriz en Hollywood, Holly se convierte en una de las figuras del Nueva York más sofisticado; bebiendo cócteles y rompiendo corazones, parece ganarse la vida pidiendo suelto para sus expediciones al tocador en los restaurantes y clubs de moda, y vive rodeada de los tipos más disparatados, desde un mafioso que cumple condena en Sing Sing y al que visita semanalmente, hasta un millonario caprichoso de afinidades nazis, pasando por un viejo barman que está secretamente enamorado de ella.
Mezcla de picardía e inocencia, de astucia y autenticidad, Holly vive en la provisionalidad permanente, sin pasado, no queriendo pertenecer a nada ni a nadie, sintiéndose desterrada en todas partes pese al glamour que la rodea, y soñando siempre en ese paraíso que para ella es Tiffany’s, la famosa joyería neoyorquina. Desayuno en Tiffany’s es una extraordinaria novela corta que, por sí sola, bastaría para consagrar a un autor.
Mezcla de picardía e inocencia, de astucia y autenticidad, Holly vive en la provisionalidad permanente, sin pasado, no queriendo pertenecer a nada ni a nadie, sintiéndose desterrada en todas partes pese al glamour que la rodea, y soñando siempre en ese paraíso que para ella es Tiffany’s, la famosa joyería neoyorquina. Desayuno en Tiffany’s es una extraordinaria novela corta que, por sí sola, bastaría para consagrar a un autor.
Hace unos días (más bien semanas...), a la noche, escuchando a mis queridos, adorados y geniales The Sunday Drivers mi mente unió (aun no sé muy bien porqué) esta canción con este libro. Supongo que al igual que la chica de la que hablan en She, Holly Golightly es igual de única y especial para la gente.
Este es el primer libro de Capote que me leo. Desayuno en Tiffany’s es muy cortito, y aunque al principio su forma de escribir se me hacia rara (algo que dificultó bastante el comienzo), al final llegas a acostumbrarte e incluso te llega a gustar cómo escribe. Después de Desayuno en Tiffany’s hay un par (o 3) de relatos, pero he de admitir que no los he leído.
Lo que no me ha gustado ha sido el narrador del libro. A diferencia del “Fred” de la peli, el del libro es algo más seco, y la historia de amor entre él y Holly, o mejor dicho, el enamoramiento de él por Holly, está oculto en el libro, vamos, que no lo dice claramente. A mi parecer, el vecino de la peli da mucho más juego.
Sobre Holly se puede decir que es un enigma, y es que al principio no cuenta nada sobre su pasado (o lo que cuenta puede ser una mentira). También hay que decir que durante el libro demuestra que es una chica muy alocada e impulsiva (cosa que se agradece). Lo que hace que “Fred” se vuelva un poquito loco tratando de comprenderla.
Hace mucho que vi la peli (por lo que tendré que volverla a ver en breves), pero el recuerdo que me dejó fue muchísimo mejor que el que me ha dejado el libro. No sé si es la magia de Audrey Hepburn, la canción de Moon River o qué, pero mi veredicto es el siguiente: el libro es peor que la película.
Si queréis leer diferentes opiniones sobre el libro os aconsejo pinchar AQUÍ.
FRASES:
Es un fastidio, pero la solución consiste en saber que sólo nos ocurren cosas buenas si somos buenos. ¿Buenos? Más bien quería decir honestos. No me refiero a la honestidad en cuanto a las leyes (podría robar una tumba, hasta le arrancaría los ojos a un muerto si creyese que así me alegraría un día), sino a ser honesto con uno mismo. Me da igual ser cualquier cosa, menos cobarde, falsa, tramposa en cuestión de sentimientos, o puta: prefiero tener el cáncer que un corazón deshonesto. Y esto no significa que sea una beata. Soy simplemente una persona práctica. De cáncer se muere a veces; de lo otro, siempre.
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